En muchas ciudades, sobretodo europeas es necesario pedir una autorización al ayuntamiento o municipio antes de realizar cualquier trabajo en la fachada, sobre todo si la casa está ubicada en el centro histórico o en un área de interés artístico. No se puede montar un andamio y proceder con la pintura según nuestro gusto, usted tiene que atenerse a los colores indicados por el municipio o reproducir el color original.
La situación es diferente para las viviendas ubicadas fuera del centro de la ciudad, las villas o casas de campo, que ofrecen mayor libertad en la elección de los colores, aunque siempre hay que seguir las reglas del buen gusto y no emplear colores que perturben de alguna manera la vista.
En la elección del color, debe tenerse en cuenta el material con el cual está estructurada la fachada. Por ejemplo, si el frente de nuestra casa es en madera , es inútil y antiestético pintarla con colores diferentes a la del material original, sería más apropiado que el elemento madera resalte lo más posible.
Si la fachada está cubierta con yeso, sin embargo, se puede disfrutar con los colores, prefiriendo siempre los colores claros como el amarillo , el rosa, el salmón, naranja o el clásico blanco. Es mejor evitar colores que sean demasiado encendidos o los contrastes extremos que tienden a" atacar "el medio ambiente circundante, dando la idea equivocada de quien vive en el interior de la casa.
Por último, recuerde que pintar una fachada se hace generalmente por empresas especializadas. También puede hacerlo por su cuenta, pero tenga cuidado con las medidas de seguridad.
